domingo, 25 de septiembre de 2011

Una vivienda protegida de Alcaudete se blinda para evitar que la ocupen

José Rodríguez Cámara / Jaén“Máxima firmeza” e “intenso trabajo” para desalojar las casas del barrio de las “60 viviendas” de Alcaudete en la que se instalaron  miembros del clan de los Pikikis.  Técnicos de la Junta soldaron con un soplete la entrada del inmuble para evitar que los conflictivos miembros de esta familia regresen.
Para abrir una casa y ocuparla, muchas veces, solo hay que dar una patada a la puerta, entrar y cambiar la cerradura. Para impedir que sea ocupada, una buena solución es que el propietario del inmueble, soplete en mano, eche varios puntos de soldura en la entrada; así cuesta más trabajo abrir. Y esa es la solución que se adoptó ayer en Alcaudete, en una de los casas del barrio de las “60 viviendas”, donde estaban instalados miembros conflictivos del clan de los Pikikis. El alcalde, el socialista Valeriano Martín, no esconde la preocupación existente en el municipio por la presencia de este grupo y, por ello, promete “firmeza” para impedir que causen más incidentes, ya que se les atribuyen algunos.
Las casas no son municipales, sino de la Junta, y a la Administración autonómica acudió a la local para informarles de lo que ocurría y poner en marcha el proceso judicial de desahucio. Había tres viviendas ocupadas, de las que una ya fue desalojada. Ayer se hizo lo propio con la siguiente. No había nadie en el interior, sin embargo, en esta acción participó personal de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda, del Ayuntamiento, la Policía Local y la Guardia Civil, avisada por si había incidentes. Finalmente, el trámite se cumplió sin problemas, aunque en el municipio están con “la mosca detrás de la oreja”. Antes de la feria, que se celebró del 15 al 19 de septiembre, supuestamente, dos miembros problemáticos de los Pikikis asaltaron dos vehículos en una zona próxima al cementerio alcaudetense. Para hacerse con los coches, amenazaron y golpearon a los propietarios, aunque, uno de ellos, logró escapar. Los hechos fueron denunciados y la Benemérita puso en marcha una investigación. Un técnico de la empresa concesionaria del agua también tuvo problemas con los ocupantes de estas viviendas. Fue agredido al intentar realizar una lectura de los contadores. El operario quería confirmar las sospechas que había sobre la posibilidad de que algunos Pikikis se beneficiarian del servicio sin pagarlo. Esta tensión hace que las Fuerzas del Orden incementen la vigilancia en las “60 viviendas” y, por ejemplo, dio lugar a unas medidas de seguridad nunca vistas antes en la feria.

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